El Bosque de Niebla de Veracruz está desapareciendo…

y con él, el agua, la vida y el equilibrio ecosistémico.

En los alrededores de Xalapa, Veracruz, uno de los ecosistemas más biodiversos y esenciales de México está siendo devastado a una velocidad alarmante. Se trata del Bosque de Niebla, también conocido como bosque mesófilo de montaña, un ecosistema tan raro como frágil, que ya ha perdido el 99% de su extensión original en el país.

Su desaparición no es solo una tragedia ambiental. Es una alerta roja para toda una región que depende de este bosque para sobrevivir.

Un ecosistema único

El Bosque de Niebla sólo aparece donde la humedad del mar choca con las montañas y se convierte en niebla. Necesita altitudes entre 500 y 2,800 metros sobre el nivel del mar, y condiciones de humedad casi permanentes. Esto permite que proliferen especies vegetales y animales que no pueden vivir en ningún otro lugar.

Aquí habitan más de 2,500 especies de plantas, lo que representa entre el 10% y el 12% de la flora total de México. Es hogar del quetzal, el oso hormiguero, decenas de anfibios endémicos, aves migratorias, zorros, musgos, orquídeas, bromelias, helechos arborescentes… y miles de formas de vida más que dependen de esa niebla diaria como si fuera oxígeno.

El bosque bajo asedio

Aunque el Bosque de Niebla en la región de Xalapa está catalogado como Área Natural Protegida, hoy se encuentra acorralado por la expansión urbana, los desarrollos inmobiliarios, los asentamientos irregulares y los cultivos intensivos de productos como la papa, muchas veces con agroquímicos que degradan el suelo y contaminan el agua.

Según el Instituto de Ecología (INECOL), en 1998 quedaba el 50% de este ecosistema. Hoy, solo queda el 1%. En la región xalapeña, los últimos siete núcleos de bosque sobreviviente están rodeados por cafetales, pastizales y zonas urbanas que interrumpen los flujos de humedad y la conectividad ecológica. Se han convertido en islas verdes, frágiles y vulnerables.

No solo se pierde biodiversidad: se pierde agua

El Bosque de Niebla no es solo un refugio de especies. Es también una infraestructura natural vital. Gracias a su vegetación densa y a su capacidad para captar humedad, el bosque filtra y recarga los mantos acuíferos que abastecen de agua potable a ciudades como Xalapa y Coatepec. Su destrucción afecta directamente la disponibilidad de agua para las personas.

Cuando este bosque desaparece, el agua se escurre, no se filtra, no se almacena. El resultado: menos agua, más contaminación y mayor riesgo de escasez.

¿Y ahora qué?

La comunidad científica ha encendido las alarmas. La combinación de deforestación y cambio climático está transformando este ecosistema a una velocidad sin precedentes. Sin medidas urgentes, no solo perderemos uno de los bosques más bellos y biodiversos del planeta: también perderemos la fuente que sostiene la vida de toda una región.

Este no es un problema del futuro. Es una emergencia del presente.

Autor