Más de 300 millones de llantas usadas contaminan México: así podemos revertirlo

Contaminación por llantas en México: el problema que no deja de crecer

En México, cada año se utilizan y desechan alrededor de 30 millones de llantas. Esta cifra incluye tanto las llantas fabricadas en el país como las importadas. El problema es que, al finalizar su vida útil, solo el 10% de estas llantas se reciclan o reutilizan. El resto acaba en tiraderos a cielo abierto, en ríos, o incluso flotando en el mar.

Esto convierte a México en uno de los países con mayores retos en la gestión de residuos de llantas. La acumulación descontrolada de neumáticos no solo representa un problema visual. También es una amenaza para la salud pública, el medio ambiente y la vida marina.

Una montaña de llantas sin control

Actualmente, se estima que en México existen más de 300 millones de llantas usadas acumuladas en diferentes espacios, muchas de ellas en tiraderos clandestinos. Cada año, 30 millones de llantas salen de circulación y solo una de cada diez recibe un tratamiento adecuado. Esto deja millones de neumáticos abandonados, creando focos de contaminación y riesgos de incendio.

¿Qué pasa cuando no gestionamos bien las llantas usadas?

En tierra, las llantas abandonadas se convierten en criaderos de mosquitos transmisores de enfermedades como dengue y zika. También atraen roedores, aumentando los riesgos sanitarios en comunidades cercanas. Las llantas son altamente inflamables y cuando se incendian, producen humo tóxico difícil de controlar. Además, contaminan el suelo con metales pesados y químicos peligrosos, afectando la calidad del agua subterránea y el terreno.

En los ríos y mares, las llantas son arrastradas por la corriente y bloquean los cauces naturales, lo que puede provocar inundaciones. También liberan microplásticos y compuestos químicos que contaminan el agua. Esto daña la vida marina, ya que peces y otras especies ingieren partículas o quedan atrapados en los restos de neumáticos. En las zonas costeras, como en Campeche y Yucatán, durante años se pensó que lanzar llantas al mar ayudaría a formar arrecifes artificiales. Sin embargo, se ha demostrado que estos neumáticos dañan los arrecifes naturales cuando las corrientes los arrastran sin control.

El problema no es solo dónde terminan, sino también lo que liberan mientras se usan

Mientras las llantas de los autos se desgastan, liberan partículas de microplásticos que se dispersan en el aire y el suelo. Estas partículas son tan pequeñas que pueden ser inhaladas por las personas o terminar en ríos y océanos. Una llanta está compuesta principalmente de caucho sintético, derivados del petróleo, fibras textiles y más de 400 químicos, muchos de ellos potencialmente tóxicos.

Se estima que entre el 10% y hasta el 78% de los microplásticos que contaminan los océanos provienen del desgaste de las llantas de vehículos. Esto convierte a los neumáticos en una de las principales fuentes de microplásticos en el mundo, aunque es un problema que pocas veces se menciona.

¿Qué soluciones existen para reducir la contaminación por llantas?

Existen varias opciones para darle una segunda vida a las llantas usadas y reducir su impacto ambiental. Una de ellas es el reciclaje mecánico, que consiste en triturar los neumáticos para recuperar hasta el 90% de sus materiales, como el caucho y el acero. Estos materiales se reutilizan en la fabricación de suelas de zapatos, pisos deportivos y mezclas asfálticas.

Otra alternativa es la pirólisis. Esta tecnología descompone los neumáticos a altas temperaturas en ausencia de oxígeno, obteniendo combustibles líquidos y gases que pueden usarse como energía limpia. Además, se generan subproductos como el negro de humo, que puede ser reutilizado en la industria del plástico y el caucho.

En México, varias cementeras ya han integrado el uso de llantas como combustible alternativo en sus procesos. Esto permite reducir el consumo de combustibles fósiles y disminuir la cantidad de llantas que terminan como desechos contaminantes.

La oportunidad de la economía circular

El manejo adecuado de las llantas usadas es clave para impulsar la economía circular en México. La aprobación de nuevas legislaciones podría incentivar el reciclaje masivo, crear empleos verdes y reducir el impacto ambiental. La infraestructura y la tecnología ya existen; lo que falta es voluntad política, inversión y una mayor conciencia ciudadana.

El reto es grande, pero es una oportunidad para transformar un residuo altamente contaminante en una fuente de recursos para la industria y la generación de energía limpia.