Respirar es lo más básico que hacemos cada día. Pero en México, hacerlo sin riesgo es cada vez más difícil. Según el World Air Quality Report 2024 de IQAir, la contaminación del aire en el país sigue siendo tres veces mayor a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera seguro.
La Ciudad de México lidera la lista de las ciudades mexicanas más contaminadas. En la capital, los niveles de PM2.5 alcanzan los 19.5 microgramos por metro cúbico (µg/m³), colocándola en el lugar 40 del ranking mundial entre capitales más contaminadas.
Otras ciudades como Monterrey, Guadalajara y Toluca también registran altos niveles de contaminación. Ninguna ciudad mexicana cumple con los límites recomendados por la OMS, que marca como nivel seguro los 5 µg/m³ de PM2.5.
México ocupa el lugar 55 a nivel mundial en contaminación del aire
A nivel global, el 99% de la población respira aire que no cumple con los estándares de calidad de la OMS. En México, el panorama es especialmente preocupante: ocupamos el lugar 55 en el ranking global de calidad del aire.
El promedio nacional de PM2.5 en México es de 17.4 µg/m³, lo que representa más del triple de lo recomendado. Esta exposición constante a aire contaminado tiene consecuencias directas en la salud de la población. Los riesgos incluyen:
- Aumento de enfermedades respiratorias, como asma y bronquitis crónica.
- Mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.
- Daño en el desarrollo pulmonar de niñas y niños.
- Incremento en las muertes prematuras atribuidas a la contaminación del aire.
¿Por qué el aire está tan contaminado en México?
El deterioro de la calidad del aire en el país tiene múltiples causas, muchas de ellas conocidas desde hace años. Estas son las principales razones:
1. Uso excesivo de vehículos particulares
La alta cantidad de automóviles en circulación, especialmente en zonas urbanas, genera una gran parte de la contaminación. El transporte público sigue sin ser una opción eficiente y sustentable para la mayoría.
2. Generación eléctrica a partir de combustibles fósiles
Muchas plantas de energía siguen operando con combustibles como el carbón y el combustóleo, que emiten grandes cantidades de contaminantes al aire.
3. Quemas agrícolas e incendios forestales
Durante la temporada seca, los incendios provocados y las quemas agrícolas descontroladas liberan enormes cantidades de partículas finas, afectando la calidad del aire.
4. Políticas públicas insuficientes
Si bien existen leyes y programas, en la práctica no se aplican con la rigurosidad necesaria. La falta de monitoreo en tiempo real, especialmente en zonas rurales e industriales, impide conocer la calidad del aire que respiran millones de personas.
¿Qué podemos hacer mientras tanto?
Aunque las soluciones de fondo deben venir de las políticas públicas y la acción de la industria, existen acciones individuales y colectivas que pueden ayudar a mitigar el problema:
- Consultar los índices de calidad del aire antes de realizar actividades al aire libre, especialmente ejercicio.
- Reducir el uso del automóvil privado y optar por transporte público, bicicleta o caminar cuando sea posible.
- Exigir políticas públicas eficaces que protejan la salud y garanticen el derecho a un ambiente limpio.
- Apoyar la transición energética hacia fuentes renovables para dejar atrás los combustibles fósiles.
Respirar aire limpio es un derecho, no un lujo
En 2022, la ONU reconoció el aire limpio como un derecho humano fundamental. Sin embargo, en México ese derecho todavía está lejos de hacerse realidad. Mientras que algunos pueden costear purificadores de aire y consultas médicas, millones de personas siguen expuestas a respirar un aire que pone en riesgo su vida.
La calidad del aire es un tema de salud pública y de justicia social. No es solo una cuestión ambiental. Garantizar aire limpio es proteger el presente y el futuro de todos.
¿Aire limpio o solo un sueño?
Está en nuestras manos cambiar esta historia. Las decisiones personales y colectivas pueden mejorar la calidad del aire en el país. Desde exigir a los gobiernos, acciones más firmes, hasta modificar nuestros hábitos de movilidad y consumo de energía, cada paso suma para construir un futuro con aire limpio y respirable.