¿Transición energética o retroceso petrolero?

El 29 de enero, la presidenta Claudia Sheinbaum firmó un decreto que otorga a Pemex y CFE el estatus de Empresas Públicas del Estado, dándoles autonomía financiera y de gestión. Este movimiento, que se suma al famoso Plan C aprobado en septiembre, busca fortalecer lo que la administración llama “seguridad energética” para la nación, es decir, asegurar que México pueda generar su propia energía sin depender de empresas extranjeras.

¿Qué implica esto?

Con este decreto, Pemex y CFE reciben rienda suelta para operar sin las mismas regulaciones que aplican al sector privado. Además, Sheinbaum envió seis leyes secundarias al Congreso con la intención de revertir las reformas neoliberales de los años 90, las cuales permitieron la privatización del sector energético. Estas leyes también incorporan el concepto de “justicia energética”, que promete garantizar el acceso equitativo a la electricidad sin fines de lucro.

Más dinero y más poder

Por un lado, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) contará con una bolsa de 24,300 millones de pesos para inversión, asegurando que las tarifas no superen la inflación. Por otro lado, Pemex recibe el control total sobre permisos, concesiones y decisiones de inversión en yacimientos petroleros, además de la eliminación de sus filiales. Básicamente, estas empresas ahora juegan con reglas propias.

Adicionalmente, se creó la Comisión Nacional de Energía, encargada de regular precios y supervisar el mercado energético, reforzando la apuesta del gobierno por un modelo energético estatal.

El dilema energético…

Históricamente, las empresas estatales como Pemex y CFE han enfrentado problemas de eficiencia y viabilidad financiera, requiriendo constantes rescates por parte del gobierno para sobrevivir. Aunque este decreto plantea un cambio de paradigma, muchos se preguntan si realmente permitirá que estas instituciones se transformen en motores de innovación y transición hacia energías limpias o si solo perpetuará la dependencia a combustibles fósiles.

Con este movimiento, México se encuentra en una encrucijada: ¿estamos avanzando hacia una consolidación de la transición energética o retrocediendo hacia un modelo basado en hidrocarburos?

Desde Bluewire, estaremos atentos al impacto de estas reformas durante el año, evaluando tanto la calidad de entrega energética para los mexicanos como sus implicaciones ambientales y financieras. Porque, al final del día, la pregunta clave sigue siendo: ¿este nuevo poder para Pemex y CFE nos llevará a un futuro sustentable o nos mantendrá anclados al pasado?

PD: La primera semana de febrero, no te pierdas el deep dive que le daremos con un especialista para entender de forma simple y a detalle este tema. Si quieres ver la conversación que tuvimos en noviembre, después de que se aprobó el Plan C en materia de energía con Gonzalo Monroy, da clic aquí y disfútalo