El maíz transgénico: del campo mexicano al conflicto internacional

El maíz transgénico llegó con promesas de progreso, pero terminó contaminando cultivos, desatando un conflicto con Estados Unidos y poniendo en jaque nuestra soberanía alimentaria.

Aquí te explicamos cómo pasó todo y qué busca México con una reforma constitucional.

El maíz: un grano con historia milenaria

Antes de los transgénicos y los tratados comerciales, el maíz ya era el rey en México. Con más de 60 variedades nativas, este grano ha sido la base de nuestra gastronomía y cultura por casi 10,000 años. Nuestros ancestros no necesitaron laboratorios para mejorarlo: seleccionaban las semillas más fuertes y resistentes de manera natural. El resultado: una diversidad genética única que el mundo envidia.

Pero en los años 90, el panorama cambió con la llegada de los transgénicos, esas semillas creadas en laboratorio que prometían productividad y resistencia, aunque no todo salió como se esperaba.

El TLCAN y la entrada de los transgénicos

Con la firma del TLCAN en 1994, México abrió sus puertas al maíz transgénico de Estados Unidos. Estas semillas, promovidas por empresas como Monsanto y respaldadas por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, llegaron con grandes promesas: mayores cosechas y resistencia a plagas y herbicidas.

Sin embargo, para muchos agricultores y ambientalistas, esto fue un golpe a nuestra soberanía alimentaria. Además, el uso del glifosato, un herbicida asociado a los transgénicos, encendió alarmas por sus posibles riesgos para la salud y el medio ambiente.

El pleito por proteger al maíz nativo

México no se quedó cruzado de brazos. En 1998, el gobierno de Ernesto Zedillo implementó una prohibición voluntaria para la siembra de maíz transgénico y proteger nuestras variedades nativas. Pero en 2001, un estudio en la revista Nature reveló que el maíz nativo en Oaxaca había sido contaminado genéticamente, pese a la prohibición.

En 2005, con Vicente Fox en la presidencia, se aprobó la llamada Ley Monsanto, que reguló los transgénicos pero mantuvo restricciones para el maíz.

Ya en 2020, AMLO dio un paso más al emitir un decreto para eliminar gradualmente el maíz transgénico y el glifosato. Esto provocó un choque con Estados Unidos, que no tardó en escalar el conflicto.

T-MEC: el maíz llega al panel de controversias

En 2023, Estados Unidos acusó a México de violar el T-MEC al prohibir el maíz transgénico para consumo humano. Argumentaron que las medidas mexicanas no tenían sustento científico. México respondió que buscaba proteger su biodiversidad y soberanía alimentaria.

El pleito llegó a su pico en 2024, cuando un panel falló a favor de Estados Unidos, concluyendo que México no cumplía con los estándares del tratado. A pesar del revés, México no se rinde: en 2025, propuso llevar la prohibición del maíz transgénico a la Constitución.

¿Por qué es tan importante esta lucha?

El maíz no es solo alimento; es identidad. Protegerlo significa preservar nuestra historia, biodiversidad y soberanía alimentaria. Pero también es una batalla económica: en 2023, México importó 19.5 millones de toneladas de maíz transgénico de Estados Unidos, lo que deja clara la dependencia comercial.

¿Qué podemos hacer?

1️⃣ Compra maíz nativo y apoya productos locales.

2️⃣ Difunde la importancia de proteger nuestras variedades.

3️⃣ Apoya políticas que promuevan la biodiversidad.

Porque sin maíz nativo, no hay tortillas que alimenten nuestras mesas, ni cultura que sostenga nuestras raíces, ni México que celebre su identidad.